Durante muchos años la fotografía de bodas ha estado estancada, era repetitiva y aburrida, pero afortunadamente hace ya varios años que la creatividad y el ingenio se han impuesto, haciendo imparable la evolución de la fotografía de bodas.
La llegada de la tecnología ha abierto un mundo de posibilidades y ha aportado diferentes puntos de vista y mejorado con creces el trabajo fotográfico. Las fotos estáticas, los posados frontales y con la misma perspectiva, las poses aburridas donde no siempre los novios salían favorecidos, han quedado atrás. Dando paso a reportajes dinámicos, divertidos, donde la naturalidad y la belleza prima por encima de lo demás. Reportajes de bodas innovadores que se convierten en un tesoro para toda la vida.
Del posado a la naturalidad
La búsqueda de la naturalidad ha sido uno de los principales cambios en la fotografía de bodas. El posado y las fotos pre-organizadas donde la tensión se palpaba en la cara de los novios e invitados, empezó a quedarse atrás durante los años 90. Varios fotógrafos de bodas empezaron a utilizar un estilo “periodístico”, es decir, capturar imágenes de forma natural y espontánea, mezclados como uno más en el recorrer del evento.
Claro está que esto solo fue posible gracias a la llegada de la fotografía digital. Con las cámaras analógicas un fotógrafo podía gastar entre 15 a 20 carretes por boda para poder hacer 300-400 fotografías.
Actualmente nos podemos permitir disparar una media de 3.000 fotos por reportaje sin pensar en el gasto que supondrá después. Poder captar momentos espontáneos, sonrisas robadas o miradas que surgen de forma natural sin preocuparnos de que la foto no salga bien.
Además de las fotos pre-organizadas, que siempre se quedan de recuerdo, hoy lo que más se valora en un reportaje de bodas es poder captar los sentimientos. Todo lo que se vive en el evento y que se transmiten de forma natural. Situaciones divertidas y emotivas, esas serán las fotos que los novios miraran con el paso del tiempo y con las que volverán a revivir ese día y ese momento.
Para nosotros es fundamental que los novios se olviden de que estamos allí. Que sólo se preocupen de vivir intensamente ese día tan importante. Nuestro trabajo consiste en pasar desapercibidos, volvernos “invisibles”, para poder sorprenderte el día que veas las fotos de tu boda.
La tecnología la gran aliada
La cámara de video digital, los drones, los ordenadores portátiles con programas de edición profesionales, las mini cámaras, el Wi-Fi… Toda esta nueva tecnología ha abierto posibilidades antes impensables. En muchos casos permite incluso hacer proyecciones de la boda el mismo día de boda o grabar desde perspectivas anteriormente imposibles para un fotógrafo.
El dron se ha convertido en uno de los accesorios más innovadores, permitiendo captar fragmentos de videos increíbles. Aunque es muy importante que el uso del dron siempre se haga con un profesional para evitar sustos, como que el dron caiga en el momento más inoportuno.
La instalación de photocalls es otra de las grandes demandas. Desde photocalls sencillos donde hacerse fotos divertidas hasta photocalls de lo más sofisticado, con flashes y luces al puro estilo hollywoodense.
Para bien y para mal, los teléfonos móviles están presente en todas las bodas. Y digo mal, porque cuando un invitado se interpone entre el fotógrafo y el objetivo porque también quiere fotografiar ese momento, realmente te gustaría que no existiesen.
Afortunadamente no es lo habitual y las fotos sacadas con los smartphones suponen después un gran archivo para los novios. Se recogen momentos únicos y perspectivas peculiares.
El albúm de bodas
Otro de los grandes cambios ha sido el soporte donde se entregan las fotografías de bodas. Aunque el álbum tradicional se sigue ofreciendo, cada vez es más común que los novios optan solo por tener las fotografías en soporte digital. En un pendrive, un CD o incluso subiendolas a la nube…
Además es tendencia que los novios creen un hashtag del día de la boda. Los invitados pueden etiquetar las fotos que saquen durante el evento y tenerlas todas en un mismo lugar.
Mucho más allá del reportaje de bodas
Cada vez es más frecuente que además del reportaje de bodas los novios opten por un reportaje preboda o postboda. En nuestra opinión profesional; fundamental y muy recomendable.
Durante el reportaje preboda se viven momentos únicos.La pareja está relajada y sin los nervios del día del evento. Es un momento ideal para conectar con el fotógrafo, para una primera toma de contacto con la cámara y poder compartir un día especial como pareja. Incluso incluir a los hijos o mascotas, sí es el caso.
Los reportajes postbodas también son especiales. Sobre todo porque nos atrevemos a hacer fotografías más arriesgadas ya que no importa poder “estropear” el vestido de novia. Podemos arriesgar con las localizaciones o incluso hacer ese reportaje durante el viaje de novios. Puedes ver uno de nuestros reportajes en Nueva York y ver cómo fue la experiencia.
Contratar un reportaje de boda, preboda y/o postboda se convierte en experiencias que solo podréis vivir una vez (o eso se supone), pero sobre todo son momentos especiales que recordaréis para siempre.
La llegada de la competencia
Los precios de las cámaras semiprofesionales han bajado también en las últimas décadas. Esto ha dado paso a que cualquier persona aficionada a la fotografía pueda hacerse con una equipo de fotografía medianamente bueno.
Esto no tiene nada de malo, pero sí ha dado lugar a que aficionados no profesionales acaben realizando reportajes de bodas no profesionales. Bien por afinidad con la pareja, por precio o por ser parte de la familia, pero evidentemente los resultados no son nunca los mismos que los realizados por un fotógrafo de bodas profesional.
Hacer un buen reportaje de fotos es mucho más que coger una cámara y disparar. Es una especialización, se mejora y se aprende con el tiempo y con muchas horas de trabajo.
Por supuesto cada uno es libre de poder elegir a su fotógrafo de bodas, pero recuerda que va mucho más allá de las fotos, se trata de un recuerdo y una experiencia que tendrás para siempre. Es fundamental que el resultado sea satisfactorio, que os encontréis a gusto con el equipo que realizará el reportaje y sobre todo que os guste el estilo fotográfico.
¿Nuestro consejo? que os sintáis siempre identificados con vuestro fotógrafo de bodas, que veáis sus fotos y penséis…¡así quiero las fotos de mi boda! Es importante que seáis vosotros mismos para volver a mirar esas fotos años después y que os transporten a ese lugar y ese instante con una sonrisa.
